Buenos días, hoy os queremos contar la boda de Carmen y Alberto. Carmen nos cuenta de primera mano como fue su día mágico:
«Nos casamos el 27 de Junio del 2015 a las 18 horas en la Iglesia Santa María de La Antigua, mi parroquia, a la que tengo gran cariño. Entré en la iglesia de la mano de mi hermano Álvaro con “Cararesse sur l´océan” de fondo, interpretada por el cuarteto de violines “Hamilton”.
Nos conocimos en el verano del 2010 a través de unos amigos. Alberto y yo nunca habíamos hablado, a pesar de ser los dos de Valladolid y haber asistido a varias fiestas de amigos en común. Es más, ese día no nos presentaron porque daban por hecho que ya nos conocíamos. Alberto esa misma noche consiguió mi número de teléfono y hasta ahora.
Cuando Alberto me pidió la mano no pude parar de reír. Siempre me imaginé ese momento llorando sin parar, pero cuando le vi intentando sacar una cajita enredada entre las correas de los perros no me salió otra cosa que reír. Se declaró un fin de semana en Biarritz con nuestros perros, Lola y Simón, de testigos.
Mi vestido fue confeccionado por Navascués, con cuerpo en crep de seda y falda brocada. Llevaba un fajín ancho hecho con nudos de lino y con encaje, el mismo que utilizaron para los puños del vestido. Los pendientes eran largos, de oro blanco y diamantes, que pertenecieron a mi abuela Luisa. El resto de joyas constaban de la pulsera de pedida de mi bisabuela Anita, de oro y con cierre en forma de rosetón con diamantes, y cómo no, el anillo de pedida que me regaló Alberto. Llevé además una media corona con flores de Mimoki, que le daba un aire muy romántico. Los zapatos eran en color arena de Adolfo Domínguez, muy cómodos y reutilizables para próximos eventos. Elegí un ramo sobrio de rosas blancas con tallo largo sujeto con una cinta de encaje y a la que le cosí el escapulario de la virgen del Carmen que me regalaron para ese día las monjitas donde habitualmente compro dulces y bollería.
Alberto llevaba un chaqué en color azul marino de Scalpers, comprado en Golf (Santander).
El lugar elegido fue la Abadía Retuerta en Sardón de Duero. Conocí este sitio nada más ser restaurado en el 2012 y supe que, si algún día me casaba, sería allí. Las vistas a los viñedos, los frescos, sus patios, el claustro y la iglesia de estilo románico-barroco. Además tiene un excelente vino y el restaurante le Domaine a las órdenes de Andoni Luis Aduriz.
Para la iglesia elegimos hortensias blancas, paniculata, verónicas y orquídeas salvajes. Como se trata de una iglesia de piedra con muy poca iluminación tuvimos que añadir a la decoración farolillos con velas, que aportaban una luz cálida.
La cena fue dentro de la Abadía. Al tener los techos tan altos y en forma de bóveda pudimos escoger centros altos decorados con hortensias, peonias, eucalipto y gerbera. Las estructuras eran unos candelabros de forja con 12 brazos que sostenían pequeñas velas. Para las escaleras y el resto de espacios pusimos velas de diferentes tamaños.
De la iglesia a la Abadía fuimos en un Land Rover Santana restaurado por Alberto. Es tal el cariño que le tiene que se negó a añadir ningún adorno floral, de lo cual me alegro.
Regalamos a las invitadas unas pulseras hechas por nosotros mismos con telas de diferentes estampados que llevaban colgantes veraniegos (timones, anclas, peces…). Para el baile pusimos alpargatas de rayas y de lunares.
Paulitas de Saldulce se encargó de la mesa de surtidos de dulces caracterizado con árboles de gominolas en tonos pastel.
En cuanto al diseño de la papelería, confiamos plenamente en byInDesign. Desde un primer momento supo captar nuestra esencia y nos diseñó unas invitaciones con sobre forrado espectacular.
De las fotos se encargaron Foto Isaac, muy amigos de la familia.»